sábado, 14 de junio de 2014

El poder y la violencia en Los niños perdidos de Laila Ripoll

      Lázaro, Cuca, Marqués y Tuso, cuatros niños viven en un orfanato, y abandonados representan al mundo exterior, su violencia y al contexto de la posguerra y de la dictadura española.
    Aquí la violencia se relaciona con el miedo que produce. Los niños son aterrorizados cuando, dentro de juegos, representan a la violencia de los adultos. Por ejemplo la Cuca hace "pis" mientras Tuso, disfrazado de monja lo amenaza insultandola: "Hijos de Satanas, Desgraciadas". Para enfatizar el medio, Ripoll, rompe los limites entre lo real y lo irreal así que durante la primera parte, delante de las reacciones excesivas de los niños, el lector piensa también que "la sor" es una monja y no simplemente Tuso disfrazado. El desván se transforma en un lugar en el cual, como un escenario de teatro, se puede metaforizar el mundo adulto violento.
   El poder partenece a Tuso porque puede salir y volver al desván, entonces Lázaro, Cuca y Marqués dependen de él y le suplican de quedarse con ellos. Además es el que con sus juegos, como el de la monja, hace más miedo a los otros. Finalmente descubrimos que es el solo niño vivo y que los otros eran muerto lo que significa que el vivo tiene el poder y puede actuar en el mundo.
    A modo de conclusión, Ripoll usa una figura de niños para denunciar la violencia de la dictadura que toca también a inocentes.


                                            





 

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