Aunque sea contraditorio, al final de su obra duque de Rivas transforma el protagonista romántico don Álvaro en demonio. Esta transformación también afecta a don Carlos pero en este caso no parece extraño porque los hombres de la familia Calatrava fueron siempre descritos como hombres violentes y ávidos de sangre oponiéndose al personaje idealisado de don Álvaro que siempre intenta evitar los conflitos inutiles.
La introducción del satanismo empieza con el tema de las orígenes de don Rafael (don Álvaro), el hermano Melitón llama la atención sobre la desconocida de las orígenes de este nuevo monje y nota la reacción extraña que tuvo don Rafael cuando le preguntó si era indio:
HERMANO MELITÓN.- Tiene cosas muy raras. El otro día estaba cavando en la huerta, y tan pálido y tan desemejado, que le dije en broma: «Padre, parece un mulato», y me echó una mirada, y cerró el puño, y aún lo enarboló de modo que parecía que me iba a tragar. Pero se contuvo, se echó la capucha y desapareció; digo, se marchó de allí a buen paso.
Esta inexistencia del pasado del personaje puede remitir a Satan introduciéndose en el mundo usando una forma humana, no se sabe de donde viene como la situación de don Rafael que apareció en el convento de los Ángelos sin que nadie sepa quien era, Cuando llega don Alfonso buscando a don Rafael (don Álvaro), le caracteriza para diferenciarlo de un otro religioso llamado también don Rafael así: " El del infierno" y su frase subraya el satanismo de don Álvaro, además el hermano Melitón añadirá sobre don Álvaro que es un "moreno, ojos vivos" que son características físicas típicas de los personajes diabólicos que suelen ser morenos y se oponen a los ángeles generalmente descritos como rubios. Después, durante la jornada quinta, don Alfonso califica a don Álvaro de "monstruo, de un asesino, de un seductor, de un infame" y le presenta tal como un hombre malo. De la misma manera, don Álvaro presentará a su enemigo como un personaje satánico y usa las preguntas rétoricas siguentes "Hombre, fantasma o demonio", "¿Eres monstruo del infernio, prodigio de atrocidades ?" para expresar y antisificar su opinión sobre él.
El satanismo desarrollo la creación de un infernio imaginario, se trata de un lugar metafórico, en efecto don Álvaro, el hermano Melitón y don Alfonso repiten la palabra "infierno" varias veces. El decorado de las ultimas escenas se constituyen por "una media gruta", y un "sol de un día borrascoso", elementos que remiten al infierno. Además este lugar imaginario se personifica con la exclamación de don Álvaro "¡ Infierno abre tu boca y trágame !".
Don Álvaro tiene un papel fundamental en el satanismo que transmite la jornada quinta. El protagonista nota el satanismo en su enemigo, don Alfonso, le describe como un "infierno", pero el satanismo sigue creciendo en sus palabras y se generaliza . Desde su punto de vista, no es don Alfonso el demonio sino su destino, "¿ De nuevo el triunfo asegura el infierno, y se desploma mi alma en su sima profunda ?", aquí "de nuevo" subraya la repetición de su destino desgraciado (el protagonista remite a la muerte del padre de su amada y de su hermano don Carlos por su culpa). Al final de la obra don Álvaro admite que no puede escapar a su destino y se hace demonio, "¡ El infierno me confunda! " dice. Las didascalias enfatizan la caída del protagonista cuando le describen con "una sonrisa diabólica".
Para concluir, el satanismo de la jornada quinta se transmite por el espacio escénico y por el diálogo entre los dos caballeros. Pero el satanismo, sobre todo, se puede leer como una metáfora del destino porqué el cambio radical de comportimiento de don Álvaro en la ultima jornada, pasando de un caballero romántico a un demonio, remite la obligación que tuvo de aceptar por la "fuerza del sino" la muerte de todos los Calatravas.
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